Últimamente se viene especulando con las posibles dificultades futuras por las que pueda pasar nuestro sistema público de pensiones. A pesar de existir un pacto entre todos los partidos políticos para vigilar y mantener el actual sistema, cada vez son más las voces que se suman a la corriente pesimista que se pregunta si realmente habrá o no capacidad para garantizar las pensiones públicas.
Frente a esta constante inestabilidad, el sistema privado representado por las compañías aseguradoras ofrece una excelente alternativa o complemento al sistema público. En esta ocasión nos centraremos exclusivamente en el seguro de ahorro.
El seguro de ahorro va dirigido a cualquier persona que , haya o no cotizado al sistema público de pensiones, quiera tener a tranquilidad futura de una renta o capital que complemente o sustituya a su pensión pública.
En ningún caso se trata de una sustitución alternativa al sistema público.
El seguro de ahorro se configura a la medida de cada ahorrador; según sus intereses o sencillamente lo que esté dispuesto a aportar de forma periódica.
Lo ideal sería establecer una estrategia de ahorro basada principalmente en un ahorro sistemático y periódico, por ejemplo mensual. El cliente se compromete a ingresar mensualmente una cantidad que entrará a formar parte de su capital principal y a cambio la aseguradora ofrece un tipo de interés determinado y pactado.
Muchos de los planes de ahorro que hay actualmente en el mercado garantizan un tipo de interés fijo, a lo que se añade un porcentaje denominado participación en beneficios, que consiste en un pequeño fondo de nuestro ahorro que se invierte en algún tipo de activo y que, al dar una rentabilidad temporal, se reparte proporcionalmente entre todos los ahorradores adscritos a este producto.
Como en cualquier producto financiero no podemos adivinar que producto es el que más se ajustará en el futuro a nuestras pretensiones.
Por ello, arriesgar o no es algo que queda a merced de nuestra propia capacidad de apuesta, o no, por obtener una mayor rentabilidad.
Una de las principales ventajas del seguro de ahorro, que cabe destacar, frente a otros productos financieros, e incluso frente a la pensión pública, es que en cualquier momento podemos disponer del dinero ahorrado.
Recordemos que la pensión pública sólo se cobra una vez que se accede a la jubilación laboral, y otros productos financieros basados en la ley de pensiones restringen la liquidez del fondo ahorrado a contados supuestos, todos ellos de carácter desagradable, como desempleo prolongado, enfermedad grave, o, lo peor de todo, fallecimiento del asegurado.
Aconsejamos consultar a un corredor de seguros profesional, quien analizará su caso particular y asesorará imparcialmente sobre cuál es la alternativa que mejor se ajusta a sus necesidades o peticiones.
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