Los herederos pueden encontrarse sorpresas al verse desfavorecidos por las disposiciones recogidas en el testamento.
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Se puede impugnar el testamento solicitando su nulidad para corregir deficiencias.
La impugnación de un testamento se entiende como el acto en donde uno o más herederos ven la posibilidad de anular la voluntad del fallecido acusando ciertas falencias o deficiencias que permitan conseguirlo.
Hay que tener argumentos sólidos y claros para que esto se lleve a cabo, puesto que un testamento, desde un principio, ha de poseer una serie de condiciones para que sea válido.
Impugnar un testamento antes de que el testador fallezca para corregir errores también es posible y resulta eficaz para evitar futuros problemas.
Casos en los que se puede impugnar un testamento:
– Si el testamento es otorgado por un tercero. Este documento se trata de un acto personal, no puede realizarse por otra persona que diga estar en nombre del testador.
– Si el testador no posee las capacidades necesarias para otorgar testamento.
– Si no respeta las cuotas de legítima a las que el heredero tiene derecho.
– Si se determina que el testador no estaba en posesión de sus facultades tras haber sufrido una enfermedad que afectase a su salud mental. Para demostrarlo, será necesaria documentación médica, y para valorar si tenía o no capacidad para hacer testamento deberá valorarse dicha circunstancia al tiempo del otorgamiento del testamento.
– Si no se han respetado los requisitos formales necesarios para su validez.
– Si el testamento se ha otorgado con violencia, fraude o dolo. Afecta de forma directa a la voluntad real de la persona que quiere realizar el testamento.
– Si existe un heredero que ha sido desheredado sin causa justa.
Si tienes alguna duda respecto a los puntos de impugnación de un testamento, en Gremicat nuestro equipo te aconsejara en cualquier toma de decisiones.
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